La primera decisión del electo presidente Daniel Noboa fue un pretexto para bromear, pero también para reflexionar.

El mandatario envió a la vicepresidenta Verónica Abad a Israel en un contexto de guerra contra Palestina para abogar por la paz. Un gesto loable, pero que evidencia el distanciamiento entre ambos funcionarios.

Así, en este incipiente mandato, la figura vicepresidencial queda relegada por tercera ocasión. Primero lo vimos en el gobierno de Lenín Moreno, con los conflictos legales que tuvo su ‘pana’ de fórmula, Jorge Glas.

Con Guillermo Lasso, el ‘exvice’ Alfredo Borrero no era ‘ni chicha ni limonada’ porque ni se lo veía. Ahora se vislumbra el mismo panorama con Abad, que no se sabe cuándo volverá.