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Opinión

Editorial: De la intención al circo de siempre

Luego está la mala costumbre de atacar a los adversarios, una pésima práctica que solo resta tiempo y calidad al debate

Quedó demostrado que la buena intención del Consejo Nacional Electoral de ofrecerles a los ciudadanos un panorama más claro de las propuestas de los candidatos presidenciales quedó en eso: una intención que no prospera debido a una serie de dificultades. Para empezar, está la exagerada cantidad de aspirantes: ¡dieciséis! En hora y media de debate, los candidatos deben exponer sus propuestas, aterrizándolas en la realidad actual para que no queden como simples ‘sueños de perro, como el pueblo suele llamar a las cosas que están lejos de concretarse.

Luego está la mala costumbre de atacar a los adversarios, una pésima práctica que solo resta tiempo y calidad al debate. En lugar de confrontar ideas para el bien de los ecuatorianos, estas discusiones se desvían hacia ataques personales. Por último, el infaltable irrespeto entre los candidatos, quienes, al mofarse de sus rivales, ensucian el sentido real del debate y lo convierten en un circo sin ningún beneficio.

Urge replantear el formato y el enfoque de estos debates, priorizando el contenido sobre la confrontación y fomentando un espacio donde prevalezcan el respeto y la claridad en las propuestas. Solo así los ciudadanos podrán tomar decisiones informadas y conscientes, en lugar de quedarse con una payasada cuando el futuro del país está en juego.