Los ecuatorianos se enfrentarán próximamente a una sobrecarga de propaganda política, ataques verbales y la propagación de desinformación, todo como parte de la preparación para las elecciones presidenciales programadas para febrero de 2025.

Recientemente, el presidente de la República ha tomado la delantera respecto a sus posibles contendientes al utilizar su informe nacional del 24 de Mayo para repetir la estrategia que lo llevó al poder. Sin embargo, sus declaraciones sobre los supuestos logros de su administración, al ser examinadas con detalle, parecen estar desconectadas de la realidad que enfrenta el país en la actualidad.

El traslado de las campañas políticas a las plataformas digitales con el objetivo de atraer a las nuevas generaciones presenta peligros evidentes. Este enfoque tiende a pasar por alto temas cruciales como la lucha contra la corrupción, la equidad social, la creación de empleo, la mejora de las condiciones educativas, el acceso a la seguridad social y la atención sanitaria. En su lugar, se recurre a estrategias superficiales, como bailes y mensajes simplificados que trivializan un asunto de suma importancia que afecta directamente al futuro de Ecuador.

A nueve meses de las elecciones, es temprano para que los ciudadanos reflexionen sobre lo que se avecina, pero también para que los candidatos corrijan sobre lo que propondrán.