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Opinión

Editorial: Ciudadanos, los únicos perdedores

El lado más frágil de esta ‘guerra’ entre organizaciones criminales y los gobiernos de turno, con sus improvisaciones maquilladas de “bonitos” y efectivos planes de seguridad, es el pueblo, como siempre.

Indigna que el golpe de las medidas desesperadas por frenar la violencia criminal termine afectando a los ciudadanos y su forma de vivir; que las actividades comerciales nocturnas y emprendimientos sigan sufriendo en su economía porque el Estado no es capaz de garantizar la seguridad de nadie; pero también, que las calles se sigan llenando de sangre de víctimas inocentes por salvajes ataques.

El pueblo está cansado de perder en todo, de ser el que cargue con el peso de la corrupción, de las malas administraciones, de las interminables crisis, del desempleo, de las matanzas en las cárceles, del abandono de los gobiernos en salud, educación y temas sociales.

La responsabilidad de que Ecuador haya tocado fondo también recae en quienes han permitido que las instituciones del Estado sigan siendo cooptadas por la delincuencia.

Si el Gobierno realmente cuenta con un verdadero plan de seguridad, debe compartirlo con el pueblo, el más afectado en este momento, para recuperar su confianza. Pero también debe hacer un llamado a la unión para luchar contra este mal que está destruyendo al país.