La ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó esta semana que el 12 septiembre termina el estado de excepción, que por tres ocasiones se extendió en todo el territorio nacional debido a la emergencia sanitaria por la que estamos atravesando desde marzo por la propagación de la pandemia del COVID-19, que no volverá a ampliarse y que también pondrá fin a las medidas restrictivas impuestas por el COE Nacional para evitar la propagación del virus.

Con el fin de esta etapa llena de restricciones, que en un inicio fueron mucho más severas, se dará inicio a la etapa denominada por el gobierno “Yo me cuido”, que consiste en hacer responsable al ciudadano de su salud y la del prójimo.

Pero si en la etapa inicial, y con medidas tan severas como largos toques de queda y limitación de movilización de vehículos una vez a la semana, se dieron picos de contagios y muerte, se podría casi asegurar que la indisciplina de muchos ecuatorianos va a seguir estando a la orden del día y el nuevo plan a aplicar en todas las provincias no va a funcionar.

Debemos estar claros de que no somos inmunes a una segunda ola de contagios y que esta podría llegar con mayor fuerza y se repetiría todo: paralización de actividades, quebranto de la economía y colapso del sistema hospitalario. Pero también es cierto que no se puede seguir viviendo a medio gas. Ya es hora de crear una conciencia colectiva para que esta nueva etapa se aplique con responsabilidad.