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Opinión
Editorial: Podridos de un país podrido
Qué difícil nos resulta a los ecuatorianos ser optimistas en la actualidad cuando, en cualquier lugar por donde se aprieta un poco, brota pus.
Este país está podrido. Y su gente también lo está, pero de toda la corrupción, de los políticos oportunistas y mentirosos, de los criminales, de los miserables que juegan con la salud de los jubilados y afiliados al Seguro Social, de los canallas que con la cara lavada se lanzan nuevamente a pedir el voto para ir a la Asamblea a llevarse el sueldo ‘a vaca’, de la impunidad que campea a sus anchas, de todo lo que nos ha llevado a este punto sin retorno.
Los ecuatorianos estamos podridos de este país podrido, que parece ya no tener esperanzas de solución, pero que sigue vivo por la ilusión de su gente en mejores días y en algún día convertirse en uno de los tantos paraísos que la clase política ha prometido.