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Opinión
Editorial: El país de las promesas vacías
Ecuador no puede seguir atrapado en la inacción
Solo palabras. La constante promesa de los políticos de solucionar los problemas históricos del país se ha convertido en poco más que palabras huecas, desprovistas de acciones reales que impulsen el cambio profundo que se necesita. Ecuador sigue atrapado en un ciclo interminable de escándalos que despiertan indignación pasajera, pero que, en lugar de generar soluciones estructurales, terminan perpetuando la superficialidad y la impunidad.
En los últimos años, hemos transitado de crisis en crisis, con casos emblemáticos como el saqueo al Isspol, la corrupción en el Seguro Social y el sistema de salud pública, o los manejos cuestionables en empresas estatales como Seguros Sucre y Petroecuador. A esto se suman problemas persistentes como el contrabando de combustible y temas pendientes cruciales, como la venta del Banco del Pacífico, que permanecen sin resolver.
En plena temporada electoral, cuando las promesas de progreso inundan las redes y los medios de comunicación, es necesario reflexionar sobre la urgencia de sacar al país del estancamiento. Ecuador no puede seguir atrapado en la inacción; necesita un compromiso real tanto de autoridades como de la sociedad para definir una ruta clara hacia el desarrollo sostenible.