Solo un año ha pasado y ya las observaciones hacia sus labores son, en gran parte, de cuestionamientos. A las críticas que en días pasados se esgrimieron hacia los alcaldes de Quito, Pabel Muñoz, y Guayaquil, Aquiles Álvarez, se suman las que reciben sus concejales. Por igual, en ambas ciudades la calificación es casi similar: quedan debiendo.

En el caso de la capital, de acuerdo con ciudadanos, los temas de movilidad y seguridad son pendientes de la actual administración municipal, en la que, según expertos, faltaría una visibilización del trabajo de los ediles, para establecer prioridades y encaminar obras por demás necesarias para la población. Peor aún, hay quienes ven la politización dentro de la institución de un problema grave que afecta el trabajo, como señaló la exconcejal Mónica Sandoval: “El Concejo está en permanente campaña, no hay una fiscalización. Hay que verificar la producción de cada edil”.

Y el Municipio de Guayaquil no se queda atrás, pues esa misma politización salió a la luz el pasado 9 de mayo, en una sesión llena de gritos, enfrentamientos y acusaciones, todo por un tema ‘recontra sencillo’: ver si se le concedía licencia o no al alcalde porteño. ¡Imagínense si hubiese sido por un tema complejo! Así nomás caminan nuestros cabildos ciudadanos.