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Opinión

Editorial: El 'asesinato' de las costumbres

El hecho de que se registren balaceras en el Malecón 2000 de Guayaquil muestra peligrosamente al Ecuador en la ruta de convertirse en un país como México, donde los narcocriminales han mostrado su poderío, hasta en el Paseo de la Reforma, la avenida más importante en su ciudad capital, y conviven con los gobiernos.

La criminalidad y la delincuencia común, aupadas por los recurrentes desatinos de las autoridades nacionales y locales, han llevado a que se pierdan costumbres como las de pasear por las calles o circular en vehículos con los vidrios abajo, porque ya no quedan espacios libres de peligro, más que nada en las ciudades más pobladas, como Quito, Guayaquil, Manta, Esmeraldas, Babahoyo y Quevedo.

Los enfrentamientos de bandas criminales, que las propias autoridades aceptan que traspasaron los muros de las cárceles hacia las calles, se dan en cualquier sitio donde estén sus miembros, por más cuidados que parezcan o más privados que se crean. Hace mucho rato que las matanzas dejaron de cometerse en las zonas deprimidas y de menor valía para registrarse en el corazón comercial y bancario de nuestras ciudades. El combate a ellas debe hacerse en todos los espacios ocupados, pero también las autoridades deben garantizar la recuperación de espacios públicos para la tranquilidad y disfrute de los ciudadanos.