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Opinión

Editorial: ¡Terrorismo y destrucción!

Dicen defender los intereses del pueblo, pero atacan a su mismo pueblo. Vociferan y repiten a cada rato que se trata de una protesta pacífica a la que tienen derecho (y ciertamente que lo tienen), pero llevan lanzas puntiagudas, arman bombas molotov, apedrean a quienes pasan, incendian vehículos privados, vandalizan bienes públicos, roban en casas y saquean negocios...

La protesta social ha derivado en acciones que en lugar de servir destruyen. Contaminar agua con aceite quemado o tomarse instalaciones eléctricas para cortar el servicio no tienen nada que ver con el reclamo social. Eso se llama, simplemente, vandalismo. Más claro, terrorismo.

¿La protesta justifica la toma y el daño de bienes públicos y privados?

“Eso es salvajismo. No tienen por qué destruir lo que al pueblo mismo le cuesta. No es justo lo que están haciendo en otras ciudades”.

“Estoy en total desacuerdo. No está bien destruir un bien, aunque lo que se esté pidiendo sea algo bueno que beneficia a todos”.