Criticar a viva voz al correísmo y a su vez designar en algún cargo público a quienes en su momento festejaron y cantaron en el Palacio de Carondelet junto con el expresidente no tiene mucho sentido.

La designación de la nueva gobernadora de Los Ríos desempolvó fotos, videos y su pasado político que seguramente refrescaron la memoria de aquellos que, con razones de sobra, critican a ese grupo que gobernó el país por una década. Fue el correísmo, según palabras del actual presidente y de su antecesor, el que promovió con sus acciones y/u omisiones que el narcotráfico extendiera sus raíces hasta llegar a la grave crisis de inseguridad que atraviesa el país. Bajo esa lógica no tiene mucha congruencia colocar a una persona con esas relaciones a encabezar la seguridad de una provincia con índices de muertes violentas que superan a los del año pasado.

Hay que predicar con el ejemplo. Que las decisiones no transgredan el discurso oficial. No solo por guardar las formas entre lo que se dice y se hace, sino por ser coherentes y que el tiempo o la conveniencia no le resten valor a la palabra. En cuanto a la nueva gobernadora deberá responder a sus conciudadanos y al país con su gestión.