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Opinión
Editorial: Del discurso a la acción
Los atentados con explosivos no distinguen barrios ni horarios en Guayaquil. Que ‘vuelen’ todos, parece ser la cruel consigna. Y mientras eso sucede con mucha más frecuencia y las cifras de víctimas mortales se desborda, el clamor ciudadano por seguridad no encuentra respuesta en un gobierno que no sintoniza con nada.
¿Y las políticas, estrategias o planes para frenar esta violencia que es copia de los años sangrientos de Colombia y México? Pues no hay autoridad ni institución del Estado que estabilice esta situación y devuelva la tranquilidad al país. ¡Abandono total! Lo gritan. Lo sienten.
Ya no es solo un problema entre organizaciones dedicadas al narcotráfico, ahora son ataques de gran magnitud para resolver asuntos triviales o extorsiones que van desde 3 dólares diarios.
Es momento de pasar del discurso a la acción, de responder por su pasividad ante la violencia criminal, protegiendo realmente a la población, pero no con medidas parches y ‘turras’, previniendo atentados y no llegando cuando la sangre de las víctimas lleva horas sobre las calles.