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Opinión

Editorial: Estamos en deuda

En lo más profundo de nuestro país todavía se esconden las relaciones incestuosas, que no son otra cosa que el abuso sexual dentro de la unidad de convivencia. Muchos lo saben y callan. Lo aceptan.

El caso de un padre que admitió haber asesinado a su hija en el cantón Naranjito, provincia del Guayas, destapó otro abominable hecho: también mantenía una relación con ella.

Esta es una dolorosa realidad normalizada en Ecuador. Y de los casos de violencia sexual que ocurren, la mayoría sucede en entornos cercanos a las víctimas. Las más afectadas son las niñas.

Esto hace que los casos no sean denunciados, que permanezcan en el fondo del silencio familiar y las afectadas, abandonadas y despreciadas.

Lo que hacemos como sociedad es tan débil todavía para erradicar esta forma de asesinar en silencio. Estamos en deuda.