Exclusivo
Provincias

Con la obra de teatro Rompiendo Cadenas integrantes de la Misión Vida Internacional buscan salvar a jóvenes de la violencia.LUIS CHEME

Misión Vida y Los Mustang: Dos organizaciones alejan a jóvenes esmeraldeños del crimen

En las charlas, un muchacho cuenta a estudiantes las duras situaciones por las que pasó por escoger el camino delincuencial

Hólger Javier Zapata González, conocido como Cheo, no recuerda cuántas veces estuvo preso, pero en su mente aún asoman los recuerdos de la violencia que lo envolvió en su infancia.

Nació en uno de los barrios ‘calientes’ de las riberas del río Esmeraldas. Empezó a fumar cigarrillo y marihuana a los 5 años y a los 9 ya tenía su propia arma. Se escapaba de casa para robar y consumir drogas.

(Lee también: Evangélicos buscan rescatar el barrio La Cananga, uno de los más conflictivos de Esmeraldas)

Reconoce que era un niño “ingobernable”, que no enderezaba su camino, pese a los castigos que su mamá le imponía a diario.

En innumerables ocasiones durmió en la calle. A los 8 escapó con amigos a Quito a bordo de un tráiler. Allá su adicción aumentó. Integró pandillas y bandas criminales.

A los 14 años su mamá, cansada de su indisciplina y de su descarrilada vida, lo echó de la casa. “No le hacía caso a nadie, era rebelde y agresivo. Me amanecía drogándome, dañándome”, recuerda Zapata.

260 asesinatos se contabiliaron en la provincia hasta el 8 de septiembre, este año

Unos meses después lo apuñalaron en una riña callejera y estuvo al borde de la muerte. Estuvo dos meses internado en un hospital. Lejos de regenerarse salió de la casa de salud a cobrar venganza.

A los 15 cayó preso por primera vez y fue encerrado en el expenal García Moreno. Fue el punto de partida de un largo recorrido por distintas cárceles del país.

Pero una noche, bajo los efectos de las drogas, después de robar una bicicleta e intentar quitarle la vida a su hermano, levantó la mirada al cielo y exclamó: “Señor, si tú eres real, sácame de esta vida que estoy viviendo”.

Ahora, Hólger comparte esos duros pasajes de su vida en las charlas que dan en barrios, escuelas, colegios, cantones y parroquias de Esmeraldas junto con un grupo de voluntarios del Centro Familiar Misión Vida Internacional. Busca hacer reflexionar sobre las malas decisiones en la vida.

El organismo del que forma parte ha emprendido un proyecto para recuperar espacios donde hay dolor por la ola de violencia que golpea a Esmeraldas.

Con su labor iniciada hace siete años, el centro ha llegado a más de 200 familias y ayudado a más de 60 jóvenes, hombres y mujeres, a deponer sus actitudes conflictivas y a encontrarle sentido a sus vidas, “a través de un mensaje claro de la palabra de Dios, basado en los principios y valores que muestra la Biblia”, explica el pastor Rodrigo Suárez, líder del organismo.

A los jóvenes de hoy hay que llevarlos con la palabra, para evitar que sus vidas tomen rumbos inesperados.Gilbert Mina, rector del colegio Juan Carlos Mateus Pozo

El trabajo de esta entidad se enfoca en los colegios, porque por los jóvenes se debe empezar la recuperación de la sociedad, asegura Suárez, oriundo de Colombia y con más de 16 años radicado en Esmeraldas.

‘Terapia’ de teatro

En los últimos días llevaron el mensaje de esperanza a los colegios de Viche, una de las parroquias más ‘calientes’ del cantón Quinindé, donde este año han encontrado restos de personas descuartizadas, cuerpos flotando en los ríos y una cabeza humana en un parque.

Para mover la conciencia de los adolescentes se valen de una obra de teatro denominada Rompiendo Cadenas y una charla de reflexión.

Nuestros jóvenes necesitan ser guiados para no caer en cosas negativas y tengan una vida de bien.Ángela Batioja, vicerrectora del colegio Juan Carlos Mateus Pozo

“De esta manera queremos llegar a los jóvenes para que abran su corazón a Dios y se lo cierren por completo a Satanás… Lo que buscamos es transformar a los chicos en beneficio de toda la sociedad y hacerles entender que todos tenemos propósitos en la vida”, asegura Suárez.

SOLDADORES DE SU DESTINO

Dostyn Angulo reside en el barrio La Guacharaca, en el sur de Esmeraldas, otro de los más conflictivos de la ciudad y provincia. Su anhelo era ingresar al sistema estatal de educación superior, pero después de algunas pruebas y trámites no lo logró. 

Para no ser tentado por bandas, el joven, de 19 años, se inscribió en el proyecto de soldadores Los Mustang, integrado por muchachos en situaciones de vulnerabilidad, quienes son capacitados en soldadura en seco y acuática.

“La vida en los barrios está dura, hay mucha criminalidad y nada mejor que mantener ocupada la mente para no caer en lo mismo”, asegura Dostyn.

María Alcívar, su madre, lo apoya porque considera que este oficio le permitirá “defenderse económicamente” cuando decida formar una familia y, así, “mantenga su mente ocupada porque la tentación está en cada esquina”.

El instructor y director nacional del proyecto, Washington Alcívar, afirma que Los Mustang se forman en soldadura, aprenden a ser torneros, tuberos, electricistas y también conocen de refrigeración, relaciones humanas, ética e informática.

Para lograr ‘identidad’, los jóvenes soldadores se colocaron un pañuelo rojo con puntos blancos sobre la cabeza.

El proyecto fue creado hace 11 años y cuenta con alrededor de 100 integrantes, quienes buscan oportunidades.

Washington Alcívar los acogió y los hizo una familia que a diario trata de ganar espacio.

La juventud debe apropiarse de sus propósitos y no dejarse encaminar hacia las malas enseñanzas.Jean Carlos Montalvo, rector de UE Cristo
Redentor

“Empezamos a soldar puertas y ventanas hasta que llegó la gran oportunidad de arreglar el puente peatonal de la Tolita 1, sur de Esmeraldas, y eso fue un impulso para todos”, relata Alcívar, quien considera que la mejor forma de combatir la violencia es dándole a los jóvenes herramientas prácticas para crecer.

Con pequeñas acciones estas dos organizaciones procuran rescatar a jóvenes e impulsarlos en esta provincia abandonada por el Estado.

PILAS CON ESTO

Integrantes: El Centro Familiar Misión Vida Internacional, fundado hace siete años, lo integran básicamente voluntarios que en algún momento tuvieron problemas de violencia e indisciplina.

Taller: Entre los trabajos realizados por el grupo que integran Los Mustang está el árbol de Navidad más grande de Esmeraldas. También realizan soldadura bajo el agua.

POLICÍA: MÁS GENTE DEBE SUMARSE

Para el mayor Julio César Vásquez, jefe de la Subzona Esmeraldas, el trabajo que realizan instituciones como la Casa Familiar Misión Vida Internacional y Los Mustang es fundamental en la tarea de combatir la violencia desde la base de la sociedad, que son los niños, adolescentes y la familia.

Washington Alcívar, el mentalizador de una entidad en la cual capacitan a jóvenes.Luis Cheme

“Necesitamos que más gente haga lo mismo, porque si un niño tiene formación, si tiene su mente ocupada en cosas productivas, difícilmente va a poder ser captado por las bandas criminales”, asegura Vásquez.

Para el jefe policial, el trabajo de estas y otras organizaciones debe intensificarse en las cinco zonas ‘calientes’ que tiene la capital de la provincia y replicarse en otros cantones, llegando con un mensaje concientizador principalmente a los jóvenes que son más vulnerables.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete aquí!