Da vergüenza conocer cada vez más la podredumbre que ha corroído desde hace años al sistema penitenciario en Ecuador y la forma en que alegremente se ha, supuestamente, intentado poner orden en este, dándole a los propios presos el poder no solo de participar con sus puntos de vista -algo justo al ser ‘habitantes’ de estas-, sino hasta de decidir y ser parte activa de las soluciones a aplicarse.

Y en medio de todo este desbarajuste aparece la figura de la colombiana Claudia Garzón, una bella mujer asesora y consultora en temas de investigación criminológica, delictiva, penitenciaria y otros tantos títulos de los que se jacta, pero cuyo accionar deja más dudas que certezas sobre para quién mismo trabajaba.

Designada en 2021 como parte del equipo para el diálogo penitenciario y pacificación de las cárceles en Ecuador, la figura de Claudia generó desde sus inicios observaciones por su cercanía y amistad con figuras de alto rango delictivo, como el narcotraficante Leandro Norero (asesinado en 2022 en la cárcel de Latacunga) y los líderes de Los Choneros, JR y Fito. Las preguntas que saltan son, ¿cómo carajos se permitió esta burla en un proceso tan delicado? ¿Qué controles hubo en su selección? A fin de cuentas, Claudia se convirtió en esa amiga invitada a la fiesta, pero que incomoda al bailar con otros.