Miles de hectáreas agrícolas se han perdido a lo largo del país, en especial en la Costa ecuatoriana, por las intensas lluvias que han provocado desbordamientos de ríos y severas inundaciones, y en algunos casos hasta se han dañado caminos y puentes por donde deben trasladar sus productos. De una u otra manera, el agro se mantiene en crisis.

Esta es una situación que obliga a reclamar a las autoridades que vuelvan la mirada al campo. Y es que la agricultura es la base de la economía; después del comercio es la que más empleos formales genera y la que impulsa más del 60 % de las ventas no petroleras del país, pero continúa carente de innovación y tecnificación.

Y es que el campo sigue sufriendo los mismos problemas de hace años: baja producción por hectárea, mal manejo de plagas y semillas, altos costos de producción, y uno de los que más preocupa: la poca diversificación. Del banano, cacao y café no avanzamos.

Y si a estos problemas le sumamos el de las extorsiones (las mal llamadas ‘vacunas’) de las que son víctimas hasta los pequeños agricultores y ganaderos -sector productivo que va de la mano del agro-, el asunto se torna más complicado. Y, por tanto, señor ministro de Agricultura y presidente Noboa, es más que urgente esa atención, ¡pónganse manos a la obra y hagan todo para salvar el agro!