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Opinión

Editorial: Inyección de vida para las ciudades

Es fundamental apoyar iniciativas que promuevan la creación de áreas protegidas

El temor no deja de alterar la vida de los ecuatorianos. En las grandes ciudades y en localidades de la Costa, los ciudadanos han cambiado sus horarios, se desplazan en estado de alerta y, en el peor de los casos, se repliegan en sus hogares, abandonando cada vez más los comercios, las calles y casi la totalidad de espacios públicos, incluyendo las playas, por el alto riesgo que corren en cualquier lugar donde se encuentren.

En todo centro poblado del mundo existen zonas peligrosas que no deben visitarse por seguridad. Pero en nuestro país la realidad se ha invertido y en ciudades como Guayaquil se diría que no hay ningún sitio seguro. Es tal la percepción de los ciudadanos, que los negocios cierran temprano y las calles lucen desoladas. Al morir la actividad, las economías se afectan; comercios y lugares de entretenimiento desaparecen y se van perdiendo más plazas de trabajo, incrementando el desempleo y alimentando el círculo vicioso de pobreza, delincuencia y crisis.

Es fundamental apoyar iniciativas que promuevan la creación de áreas protegidas, mediante la colaboración coordinada entre autoridades, fuerzas del orden y sector privado. El objetivo no solo debe ser la revitalización económica, sino también la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, quienes ya están gravemente afectados por la inseguridad.