Se construyeron enormes hidroeléctricas a costos millonarios para nada. Con severos daños, sin el mantenimiento adecuado, con sobreprecios monumentales y abandonadas por el inmisericorde olvido de una adecuada inversión para potencializar todo lo que pueden generar, hoy Ecuador vive, otra vez y recordando tristes pasados, en la época de los apagones.

Que la culpa es del estiaje, justifican las autoridades del Ministerio de Energía, al anunciar que se vienen los cortes de electricidad. Advierten que la crisis eléctrica en el país es “sumamente crítica”, pero no dicen absolutamente nada de qué han hecho ellos para prevenir esta situación, ya advertida con tiempo. Cómplices de este grave problema por el que comienza a transitar Ecuador, hoy nos vemos abocados a pagar casi seis veces más por el kilovatio de energía a Colombia: le cancelamos hasta 57 centavos de dólar frente al costo promedio de electricidad interno, que es de $ 0,09 el KWh. Y por último, hasta rogamos que nos vendan, porque ellos también comienzan a cuidar su energía ante cualquier eventualidad que se registre.

Ahora le toca al ciudadano sufrir las consecuencias de estos apagones, a estar pendientes de que no se dañen sus enseres. Y muchos negocios, a sufrir, porque estos apagones también afectarán la productividad del país.