Erradicar a las bandas criminales y devolver la paz al país no es tarea fácil, y el pueblo lo sabe. El Gobierno realizó un despliegue espectacular, con tanquetas y patrullas con militares y policías altamente equipados para “tomarse Durán”, una ciudad declarada en 2023 como una de las urbes más violentas del mundo. Sin embargo, horas después, la ausencia de uniformados en las calles decepcionó a los duraneños.

La efectividad de estas acciones no radica únicamente en la cantidad de uniformados en las calles durante un día. Es crucial que cualquier estrategia de seguridad sea sostenible, consistente y se base en un análisis profundo de las causas del problema. Es fácil movilizar recursos en respuesta a una crisis puntual, pero ¿qué sucede después?

Los ciudadanos de Durán tienen el derecho de exigir seguridad permanente y seria, no solo soluciones ‘parche’. Los allanamientos, cacheos e investigaciones a sospechosos, así como el patrullaje en las calles, deben ser complementados por políticas públicas integrales que aborden la rehabilitación social y fortalezcan las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley.

Es importante establecer un diálogo transparente entre el Gobierno, la sociedad civil y los expertos en seguridad para desarrollar estrategias efectivas y sostenibles a largo plazo para que el ‘golpe’ contra las mafias sea efectivo.

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