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Opinión
Editorial: Por un deporte transparente
El fútbol ecuatoriano está sumido en una profunda crisis de valores que muchos dirigentes se niegan a reconocer. El silencio de las altas esferas ante las recientes denuncias de presunta adulteración de identidades de jugadores, acusaciones de amaño de partidos y la intervención de clubes por irrespetar la Ley del Deporte, revela una preocupante falta de integridad. A esto se suman los futbolistas que no reciben sus salarios y la flagrante violación del tan cacareado ‘fair play financiero’ por parte de algunos equipos.
El escritor Eduardo Galeano acertadamente señaló que el fútbol refleja la realidad del mundo, y en Ecuador no es una excepción. La corrupción que aqueja a nuestra sociedad ha penetrado en este deporte, donde los principales actores parecen creer que, al tratarse de una actividad recreativa, están exentos de cumplir con las leyes y los principios éticos.
Se requiere una limpieza a fondo que desmantele los esquemas de corrupción que amenazan la integridad de los jóvenes jugadores y sus familias, quienes muchas veces son cómplices de actos deshonestos. Y los directivos de los clubes también deben ser responsabilizados, pues en algunos casos utilizan estas instituciones como plataformas políticas para sus propios intereses, mientras descuidan las necesidades básicas de los planteles. Es hora de restaurar la confianza de una afición que merece un deporte limpio y transparente.