En un contexto de celebración por los 100 días de gestión, el Gobierno actual ‘raspó la olla’ para tender sobre la mesa sus principales logros. En palabras morochas, ‘raspó’ para sacar juguito, pero lo que salió fue un cocolón un tanto quemado.

Y es que aunque el presidente Daniel Noboa se ufana de que su ‘menú’ de cumplimiento de obras es bueno, queda un sabor amargo en la ciudadanía. En el ‘plato’ laboral, por ejemplo, queda debiendo. ¿Cómo es posible declarar un resultado exitoso en este campo cuando el 2024 ha arrancado con menos trabajos adecuados y con una tasa de informalidad del 54,6 %? Es una cifra que alcanza niveles históricos de récord.

A las autoridades les fallan los cálculos o intentan vender humo. El dato que las propagandas en redes vienen anunciando sobre la creación de más de 63.000 contrataciones a raíz de la aprobación de la Ley Orgánica de Eficiencia Económica y Generación de Empleo, dista mucho de la realidad que viven millones de jóvenes que buscan enrolarse. Tampoco se acerca a los datos oficiales que publica el mismo INEC y que claramente exponen un mercado laboral cada vez más precario, producto de la ausencia de políticas efectivas que permitan una reactivación económica. Y cuando llegue ese mazazo del IVA al 15 % la cosa se pondrá más peliaguda...

No raspe tanto la olla, señor Noboa, que el camino a la reelección se puede huequear.