Tres meses es poco tiempo como para sacar conclusiones sobre el trabajo de la nueva administración municipal de Quito. Sería injusto achacar a la Alcaldía los problemas de la ciudad, cuando recién se cumplió el primer trimestre de gestión. Sin embargo, es un tiempo prudente como para reclamar la falta de anuncios concretos sobre cómo va a solucionar algunos temas que torturan a los quiteños. 

Uno de ellos es el de la movilidad. Si bien se ha anunciado la apertura del servicio del metro para diciembre, poco se sabe, por ejemplo, sobre qué planes hay para aliviar el drama del tránsito vehicular entre los valles y el corazón de la urbe. No ha habido una definición sobre la llamada solución Guayasamín, ni ninguna pista sobre planes para mejorar el transporte público.

Otro tema que está en el aire es el de la seguridad, sobre todo si se toma en cuenta que en 2023 se duplicaron los homicidios intencionales. Si bien es cierto la seguridad no es una competencia de la Alcaldía, también es verdad que debe haber mayor coordinación entre esa entidad y el Gobierno central.

Es de esperar que, finalizada la campaña electoral, la administración municipal ponga más atención a estos temas que a la actividad proselitista.