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Opinión
Editorial: Nos quitan la papa y también la vida
Las ‘vacunas’ desangran al país y boicotean la economía. Las sufren a todo nivel, desde el dueño de una panadería o cualquier pequeño negocio que es condicionado a pagar un monto mensual para seguir operando, hasta los empresarios que viven presas del miedo a ser secuestrados y tener que aflojar enormes sumas de dinero de rescate para poder recuperar su libertad o, lo que es peor, evitar ser asesinados.
Ya no importa si es de día o de noche o si el secuestro se da fuera de la empresa o en las inmediaciones de una plaza comercial. La escena, propia de cualquier película de acción, se repite a diario y con mayor frecuencia en zonas de Guayaquil, Samborondón, Durán o Vinces (Los Ríos). No son casos aislados.
El clamor de los ecuatorianos -con sabor a jalón de orejas- es para las autoridades, que deberían hallar un mecanismo eficiente, no solo de rescate de víctimas, sino de prevención, para evitar que más casos ocurran, porque no solo nos quitan la papa, también la vida.
Es una práctica que no solo atenta contra la vida de las personas, sino contra los negocios que mueven la economía y crean plazas de empleo. No solo que puede desestabilizar a cualquier empresa, sino que no existe forma legal de justificar este tipo de gastos en una contabilidad, porque, en definitiva, los ecuatorianos están pagando por un rescate fruto de un delito.