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Opinión
Editorial: ‘Premios Óscar’ a los delincuentes
Extorsionar ya no solo es el acto de apropiarse de algo mediante la violencia, la amenaza o la intimidación. En Ecuador, en los últimos meses cometer este delito también puede implicar el montaje de escenas callejeras, donde los delincuentes asumen el rol de actores que fingen accidentes. Así amedrentan a sus víctimas para que respondan por el supuesto daño causado.
Uno de los primeros casos de este tipo de delito se dio en Quito en octubre pasado, cuando una reconocida locutora se salvó de ser estafada. Un motociclista fingió accidentarse contra el auto que ella manejaba para intentar sacarle dinero y resarcir el supuesto perjuicio, respaldado por una multitud cómplice que actuó junto al accidentado. Fue el hecho de mayor repercusión por su alcance mediático, pero no es el único. En otras zonas de Guayaquil, ya se ha denunciado que en las afueras de centros comerciales se utiliza incluso a niños para extorsionar en formas similares.
Urge la intervención inmediata de la Policía Nacional para frenar este mal que surgió casi a la par de las ‘vacunas’, cuya práctica va en aumento en vísperas de días festivos, sin que ninguna autoridad haga algo.
Es necesario estudiar las zonas más vulnerables y realizar más operativos para frenar esta histriónica modalidad de atraco.E