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Opinión

Editorial: El negocio de la mendicidad

Época navideña y las ciudades con servicios sociales rotos y personas en situación de calle se transforman -como ya es costumbre cada año- en el escenario ideal para el asentamiento y propagación de mafias de la mendicidad. 

Todo lo que conmueva el alma humana esconde detrás a miserables que tratan de sacarle provecho. Es una cadena de víctimas, entre los que están, principalmente, los que fingen ser mendigos o tener algún tipo de discapacidad para obtener billete fácil y entregárselo a su explotador. Un círculo vicioso que se agranda, porque se involucra a mucha más gente extraída desde sectores recónditos del país. 

La mayoría de estas familias, por no decir la totalidad, viven un claro estado de marginación, pobreza y explotación que atenta claramente contra su dignidad.

Los esfuerzos de los gobiernos de turno, a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social, para erradicar la mendicidad se han quedado en intenciones, pues se continúan vulnerando los derechos de los menores de edad. La tasa de trabajo infantil, en 2021, bordeaba el 10,4 por ciento, según información del MIES. La receta solo cambia de nombre, pero el objetivo, que se renueva cada año, sigue sin extirpar este mal.É