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Opinión
Editorial: Se inician clases en medio del recelo
No más negligencias ni silencio. A mediados de agosto, el caso de un niño violado en su escuela por un estudiante mayor estremeció al país. Sucedió en Guayaquil y las autoridades callaron cuando se enteraron del problema. ¿Hubo complicidad? Quién sabe. Lo que sí quedó claro fue que no se respetó el protocolo de actuación ante hechos de violencia registrados en el sistema educativo. Un error gravísimo.
Pero este no es el único caso repudiable ocurrido en los últimos meses. Hace poco, en Santo Domingo de los Tsáchilas, un profesor fue denunciado por abusar sexualmente de sus estudiantes de 12 años. En abril, una menor de edad reportó, en medio del llanto, la violación por parte del conductor del bus escolar, en Quito.
En esta semana se iniciaron las clases en la Sierra y Amazonía. Eso sí, frente al recelo de muchos padres de familia. Un recelo que no debería existir. Por eso, el Ministerio de Educación y las secretarías afines al ramo deberían estar alerta, capacitar a los docentes y rectores en el tema, y castigar fuertemente a quienes omitan los procedimientos. ¡Abran los ojos! Las víctimas son niños y adolescentes. Necesitan todo el respaldo institucional. Merecen cuidado. Merecen apoyo. Merecen –siempre– ser escuchados.