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Opinión

Editorial: ¡Todos somos el IESS!

Los ecuatorianos pecamos de pasivos y reclamones a veces. No podemos recargar toda la responsabilidad de la situación actual del IESS en el Gobierno. Afiliados, empleadores y sociedad civil en general debemos reaccionar y contribuir a su depuración. Su existencia es vital no solo para los jubilados, sino también para los actuales trabajadores y para las futuras generaciones.

Es inaudito que las cámaras de la producción no hayan reaccionado ante la gestión de sus delegados en el Instituto. Los directorios que nombraron a estos representantes y los mantuvieron en funciones a través de los años deben rendir cuentas y ser sancionados por su negligencia.

También deben asumir la responsabilidad por las consecuencias que ello ha generado a los aportantes al IESS y a las prestaciones de salud en el país; sin olvidar la afectación a su credibilidad y la limitación que tales sucesos impondrán a sus demandas futuras ante autoridades e instituciones estatales.

¿Cómo se puede exigir eficiencia y transparencia al sector público si no se predica con el ejemplo en el sector privado? El Gobierno, por su parte, debe comunicar masivamente qué gestiones deben hacer los afiliados para conseguir las medicinas gratuitas a través del programa de externalización en farmacias privadas. Es imprescindible que se den las mejoras y cambios necesarios para su subsistencia.