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Opinión

Editorial: La desatención aeroportuaria

Las falencias y carencias del aeropuerto de Guayaquil y la seguridad aeronáutica no son desconocidas ni de ahora, pero nada han hecho, en más de una década, los responsables locales para enmendarlas y mejorar los servicios aeroportuarios como si de ellos no dependiera el turismo y el desarrollo citadino.

Ni por la final de la Copa Libertadores, que atraerá a la ciudad a miles de extranjeros, se han hecho grandes mejoras para atender las necesidades de los viajeros y de las aerolíneas que llevan su mea culpa porque no todas tienen aviones nuevos o modernos para cubrir con sus rutas e itinerarios.

Si en días habituales la urbe está expuesta a que ocurra la caída de aeronaves, el riesgo se duplica con el incremento de las operaciones aéreas que se espera por el evento deportivo del último sábado de octubre. El alto riesgo de percances lo provoca el inadecuado estado de la pista, los radares y la torre de control, así como las nuevas construcciones que aumentan la densidad poblacional del norte.

Las necesidades aeroportuarias, para su atención, no pueden esperar la construcción de una nuevaterminal, de la que ni siquiera se tiene el trazado de la autopista que lleve a ella.Pretender utilizar la vía a la costa,desbordada por el actual flujo vehicular, no es posible. Los problemas deben resolverse ahora por el bien común. No hacerlo es condenar a la ciudad al decrecimiento y cerrarla al turismo.