'Sexo Duro' los puso 'aguaditos'
Bárbara Fernandes interpretó a Laura, una joven sin tapujos que se atrevió a mostrar al público cómo fueron sus experiencias sexuales.
El bochorno oprimía en sus asientos al público. El ambiente era sexual. Laura se arrodilló y le pidió con tono travieso a una mujer que ponga sobre su cuello una correa de perro hecha con cuero y libere la cadena. La señora lanzó una risa nerviosa. Le gustó el acto erótico.
Ante la mirada de jóvenes y adultos mayores, Laura, personaje interpretado por Bárbara Fernandes en la obra ‘Sexo duro’, desató la cuerda en su cintura y se quitó la bata lentamente para mostrar su sexy lencería negra.
Una melodía erótica envolvió la sala del teatro La Colmena, en Urdesa, y la joven comenzó a bailar de forma sensual sobre su cama. Algunos asistentes se sentían incómodos y miraban hacia la pared, otros estaban confundidos y unos pocos excitados la veían como si fuese un pecado.
Dentro de una habitación con tonalidad rojiza, Laura narró que muy pequeña tuvo su primera experiencia sexual. El público se inclinó hacia atrás cuando ella agarró la almohada, la puso entre sus partes íntimas mientras estaba arrodillada y comenzó a frotarse con rapidez.
Desde su inocencia, su descubrimiento con la almohada le causó placer y decidió hacerlo con frecuencia. Sin embargo, sus padres se dieron cuenta de sus ‘malas’ intenciones y la regañaron.
Aunque la culpa siempre la rondó, a Laura no le importó y continuó con su excitante roce todas las noches con su oso de peluche, su primer compañero de cama. A los asistentes les causó gracia, pero más de uno se sentía sofocado.
Al crecer, la joven colegiala terminó su relación con el oso para tener su primer contacto con un hombre. Las personas aún seguían tensas cuando ella mostró cómo su primer novio le puso la mano debajo de su blusa para tocar su pecho, cosquillas que ella nunca olvidará.
La tensión en los asistentes disminuyó cuando Laura narró el momento en que perdió su virginidad. Más de una mujer se sintió identificada cuando la joven se puso sobre la cama, abrió las piernas y en lugar de placer, sintió dolor e incomodidad. Un acto que para más de una mujer causó desilusión.
No solo ocurrió con el tema de la virginidad, pues las asistentes también se sintieron identificadas con Laura cuando fueron regañadas en el colegio por besar a un chico a escondidas, por sentir culpa al ver pornografía o no conservarse vírgenes, callar el acoso sexual en el trabajo, sentirse juzgadas por experimentar la sexualidad con juguetes u otras mujeres.
Después de conocer su etapa universitaria, la audiencia ya estaba más enganchada a la historia de Laura. Sin desviar la mirada ni sonrojarse, prestaron atención cuando ella regresó a la cama para contar que nunca había sentido placer en el sexo con sus parejas pasadas, ya que para ella solo era acostarse, abrir las piernas y sentir la penetración.
Con el álbum ‘Un verano sin ti’, de Bad Bunny, Laura puso a cantar a más de un asistente mientras con gafas y bata blanca saltaba y movía su cabello. Etapa que ella consideró un cierre de ciclo.
El público estaba relajado cuando se acercó hacia un asistente para suplicarle de forma sexi que le ponga las esposas negras y peludas en sus muñecas, mientras explicaba cómo logró cumplir sus fantasías sexuales con su actual pareja. Él, emocionado, aceptó sus súplicas y más de uno lo consideró afortunado.
Se puso de rodillas sobre la cama, acompañó su lencería negra con una máscara de coneja, agarró el látigo, dio un golpe cerca de sus rodillas y explicó que le encanta dominar a su pareja, pero que no niega que a veces le gusta jugar a la sumisa.
Finalmente, con largos aplausos y tomando fotos en el escenario, los espectadores demostraron que Laura supo desarrollar bien su historia, cuya intención fue eliminar culpas y generar mayor seguridad en las mujeres en la cama.