En los 4 años que Edison Suárez ha vivido en Ambato, provincia de Tungurahua, nunca tuvo una experiencia aterradora, como la vivida la noche del domingo 9 de julio de 2023.

Al abrir la puerta del complejo deportivo de Quillán Loma, donde entrena Técnico Universitario, encontró los esqueletos de dos animales que colgaban de los candados.

“Me estremecí, pero de inmediato oré a Dios, porque creo que solo él nos libra de todo el mal”, dijo Suárez, quien es el guardián del establecimiento.

Desde el año pasado es el utilero del Rodillo y pese a que duerme en el complejo, ubicado en una zona agrícola de Quillán Loma, nunca ha experimentado energías negativas.

La foto se compartió en redes sociales y muchos aducían que se trataba de una rata y el cráneo de un perro. Pero se identificó que uno de los animales no era rata, sino una raposa o zarigüeya.

La curandera Nelly Jiménez explicó que el animal se utiliza en rituales para mejorar la salud. “No deben temer. Si hubiese sido una rata ahí sí se creería que fue maldad”, mencionó la experta.

Por su parte, Alberto Chango, conocedor de la sabiduría ancestral del Pueblo Chibuleo (indígenas kichwas), recomendó que los jugadores se hubiesen limpiado con el cuerpo de la raposa para llenarse de buenas vibras.

“En muchas comunidades ancestrales la raposa es considerado un animal sagrado. Con él se cura la leucemia, dolor de cabeza, cólicos, entre otras enfermedades”, recalcó Chango.

Finalmente agregó que mejor deben agradecer porque les han dejado las buenas energías y protección de la zarigüeya.