En enero de 2017 cuando el uruguayo Matías Duffard llegó por primera vez al país a firmar con el Delfín de Manta, Manabí, se asustó al ver que la ciudad del balneario manabita aún estaba destrozada tras el terremoto (con una magnitud de 7,8 en la escala de Richter) del pasado 16 de abril de 2016 (con epicentro en Pedernales, Manabí).

“Estaba muy asustado porque aún se evidenciaba el tema del terremoto. La ciudad estaba caída, muy mal, con los edificios casi por los suelos, con muchas zonas muy complicadas. Se notaba que la gente estaba mal, triste, porque habían perdido a muchos familiares”, recuerda el ‘charrúa’ en entrevista con Diario EXTRA.

Al ver el mal momento que atravesaban los mantenses, la plantilla cetácea esa temporada se puso como meta darles una alegría deportiva a los ciudadanos, asegura Duffard. En diciembre Delfín disputó la final del campeonato ecuatoriano (perdió ante Emelec) y por primera vez clasificó a la Copa Libertadores.

“No le erré al venir a Ecuador porque fue un año (2017) magnífico. Con el fútbol le dimos un poco de alegría a los manabitas, retribuyendo ese apoyo y empuje que nos dieron durante la temporada, a pesar de que habían pasado por una situación difícil. Con el fútbol queríamos ayudar a que la gente vaya regresando a su normalidad”, destaca el uruguayo.

La ‘garra’ del City

Matías Duffard a lo largo de su carrera (10 años en primera) se ha destacado por ser un volante de marca “aguerrido, que no da perdida ninguna pelota”. Pero en Guayaquil City, equipo al que llegó a inicios de 2020, se convirtió en uno de los pilares fundamentales del bloque defensivo de los ‘ciudadanos’, ya que fue retrasado a la posición de defensa central.

“El año pasado (2019 en Aucas) jugué en esta posición. Para los volantes centrales no es difícil porque se hace un trabajo parecido. Aparte trato de adaptarme a lo que el cuerpo técnico necesite. Trato de meterle esa ‘garra’ que nos distingue a los uruguayos y transmitir confianza”, resalta entre risas.

Amante del encebollado

El uruguayo se declara amante de los manjares ecuatorianos, pero el plato que se robó su corazón fue el encebollado, el cual se va a comer al centro de Guayaquil cada vez que puede. No puede vivir sin comerlo, dijo Duffard.

“He probado todas las comidas típicas de Ecuador porque he vivido en Manta, Quito y Guayaquil, y la verdad que es muy deliciosa. Pero lo que más me gusta es el encebollado, eso sí busco siempre. Por lo general, antes de entrenar o después, con algún compañero me voy al centro a comer un encebolladito”, destaca el ‘charrúa’.