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La venta de droga se ‘empina’ en el Cerro Las Cabras, donde la inseguridad aún campea.Álex Lima / EXTRA

El estigma de vivir en el Cerro Las Cabras

Para los jóvenes, decir que son de este lugar es una marca negativa en su ‘hoja de vida’ al buscar trabajo. La Policía habilitará una UPC en el sitio

Dos muchachas van subiendo una de las pendientes del Cerro Las Cabras, en Durán. Mientras caminan, se topan con dos chicos que van cuesta abajo. Uno se detiene a hablar con una de ellas. Él estira la mano derecha, como queriendo entregarle o recibirle algo.

Los cuatro luego se dispersan. Más arriba, desde una larga escalera de cemento, dos ‘pelados’ observan la escena. Uno está sin camisa, como si quisiera lucir el tatuaje que tiene en el pectoral izquierdo. El otro carga un saco en el hombro derecho. Su expresión es más bien pensativa y temerosa.

Esas escalinatas conectan las casas ubicadas en la parte alta de la colina con una avenida principal conocida como la ‘Bajada de la Virgen’, pues a un costado de esa vía hay una especie de altar al aire libre en honor a la madre de Jesús. Esa ‘subidita’ se ha vuelto un ‘nido’ de pillería y de consumo y venta de drogas, dice María, quien vive en una casa aledaña.

En las pendientes del sitio se observa a personas merodeando.CHRISTIAN VASCONEZ / EXTRA

“De otros lados vienen robando y se meten a esconderse. Por aquí mismo incluso hay asaltos”, cuenta la residente. Ante esta situación, ella aplica una estrategia para no ser víctima de los ‘manos largas’: “Nunca queda sola mi casa. Si yo salgo, mi hijo no se va. Nos turnamos para que siempre esté uno de los dos”.

María comenta que a veces ha visto merodear hasta 20 jóvenes por allí. La mayoría llegan de otras zonas, explica. Y aunque por el accionar de los gendarmes, en el famoso cerro se siente ahora más protegida, no está del todo tranquila. En otras palabras, ha tenido que aprender a vivir a la defensiva.

“Tengo una niña de siete años, a ella no la puedo mandar a comprar sola. Un día un patán de esos le dijo que estaba buena”, recuerda.

A dos cuadras de su casa, en la avenida citada anteriormente, se ha colocado una Unidad de Policía Comunitaria móvil, es decir un furgón donde un grupo de agentes hacen base. Eso ha calmado las cosas un poco en el lugar, indica la ciudadana. Pero en Las Cabras aún hay muchos con ‘malas mañas’, quienes con sus ‘andanzas’ le siguen dando al sitio la fama de inseguro.

En los últimos cinco años el cerro fue intervenido varias veces. La primera fue el 24 de enero de 2016, acción que se replicó en febrero de 2017 y febrero de 2019. El 5 de septiembre anterior se realizó un operativo con la participación de 180 agentes.

ANSÍAN EL RETÉN

Unos 300 metros adelante del acceso donde vive María está el ingreso a la parte más alta del cerro. Es un camino empinado de tierra, con maleza a los costados. Al llegar al área plana del trayecto se observa la capilla Virgen de la Merced, un parque y, fuera de esa área infantil, un contenedor blanco. Aquella estructura será habilitada para que funcione como una unidad policial. Todavía deben instalar allí baterías sanitarias y el mobiliario que se necesita para que cumpla ese fin.

En este contenedor se habilitará una unidad policial en el transcurso de este mes.CHRISTIAN VASCONEZ / EXTRA

Cerca del contenedor vive Mariana Vimos. Ese ha sido su hogar desde hace 55 años. Ella dice que antes su sector era complicado. Los ‘hacheros’ deambulaban a su antojo y era difícil bajar para tomar algún bus. Ahora ya no está tan ‘fregado’, aunque de vez en cuando suele ver a una que otra persona con ‘pinta’ de consumidor.

Mariana espera ansiosa que el retén empiece a operar. Confía en que eso servirá para ir limpiando la mala imagen de Las Cabras. Con ella coincide su vecina Carmen, para quien vivir en el lugar incluso se ha vuelto un motivo de señalamiento social.

“Los jóvenes no pueden mandar una hoja de vida a una empresa. Si dicen que son de Las Cabras, no los cogen. Tienen que poner la dirección de un pariente”, lamenta.

Carmen recalca que actualmente los vecinos están unidos y ‘frentean’ a los ladrones. Hace cinco meses quisieron robar en una casa. La gente se puso ‘pilas’, persiguieron al hampón y lo entregaron a la policía.

“Por este sector no hay tanto peligro ahora. El problema es en el mirador 1 y el mirador 2”, conversa, mientras señala una bajada que está a unos metros de la capilla.

A Carmen le resulta estratégico descender por allí, pero no lo hace porque ese lado sí es peligroso. “Abajo hay cualquier cantidad de adictos. Yo que vivo aquí tengo miedo de ir por ahí”, expresa.

Ella y otros lugareños afirman que este popular conjunto habitacional se ha ‘regenerado’ en ciertos sectores, pero en otros sitios la cosa está dura. Por eso prefieren ‘guardarse’ temprano, a eso de las 20:00, para no pasar un mal rato.

Los moradores procuran andar solo durante el día por los estrechos callejones del lugar.CHRISTIAN VASCONEZ / EXTRA

VAN A SATISFACER EL VICIO

El coronel William Calle, jefe policial en Durán, señala que han encontrado hasta a 200 ‘hacheros’ en el cerro. Llegan a comprar la droga en las casas, por eso se han allanado algunas viviendas donde se cometía este negocio ilícito.

“Se encuentran (las sustancias) debajo de las piedras, al frente de los domicilios, en huecos. Se dan sus modos para no ser detenidos”, indica el uniformado.

A través de labores investigativas han detectado que a dos cuadras del cerro hay un sitio donde compran cobre a los consumidores. “Se roban más o menos unos mil dólares en cobre”, calcula Calle.

El gendarme promete que una vez que se habilite la unidad policial, podrán hacer rondas con mayor frecuencia. Habrá 22 policías por turnos en la zona, más la presencia de patrulleros. Además planean censar los hogares para identificar quiénes habitan y a qué se dedican, pues han detectado algunos predios abandonados.

“Ahí se pagan arriendos hasta de 20 dólares. Vienen de Guayaquil a alquilar para vender drogas”, revela el coronel. Considera que para frenar esta realidad es necesario que actúen otras instituciones del Estado.

Por ejemplo, considera que el sector tiene un gran potencial turístico, ya que cuenta con algunos miradores que ofrecen una hermosa vista, no solo de Durán, sino de Guayaquil. Sugiere que se podría implementar un plan similar al del Cerro Santa Ana en el Puerto Principal, donde habilitaron bares y discotecas.