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¡Se dan una manito para “vivir como gente” en la comuna Santa Clara!
La iniciativa de arreglar una calle del sector partió de la familia Zapata. El resto de vecinos se sumó a las tareas. Pese a la pandemia hay ganas
Habían pasado años desde que Orlando Zapata sacó por última vez su carrito viejo del garaje. La deteriorada calle del pasaje Cóndor Mirador, en la comuna de Santa Clara de San Millán, en donde está su casa, era intransitable.
Por décadas, una ruta de tierra y llena de huecos fue el escenario de los vecinos de esa cuadra de unos 120 metros de largo. Pero durante la pandemia, Orlando decidió cambiarlo. “Le consulté a mi hijo y me dijo: ‘Ya pues, hagámoslo’. Compramos material y empezamos a arreglar la vía”, cuenta Zapata.
Una mañana tomó el teléfono. Horas más tarde, al menos, 15 de sus parientes llegaron a esa comuna, ubicada en el occidente de Quito, para ayudar en las tareas.
Tomaron baldes llenos de piedras, cemento, arena y ripio. Al final de la jornada, un tramo de 40 metros había sido cubierta con una capa de pavimento. “En la minga participaron mis hijos, mis hermanos y mis sobrinos. Estábamos bien distanciados y con mascarilla como medida de seguridad”, narra Orlando, quien ha vivido en esa comuna 56 años. “Mis padres y mis abuelos también son de aquí”, agrega.
Se siente satisfecho del trabajo cumplido, pero lo que más le alegra es que aquella minga familiar motivó al resto de vecinos.
Siempre unidos
Doris Montúfar asegura que lo que la familia de Orlando hizo “fue darles un empujoncito” para que el resto se sume a las tareas. Ella también nació en la comuna de Santa Clara de San Millán y hoy, además de vivir en el pasaje Cóndor Mirador, forma parte del Cabildo 2020, junto a otras cuatro personas. “Siempre hemos sido organizados y afortunadamente contamos con el apoyo de los dirigentes”, explica.
En cuanto los habitantes de esa calle vieron la minga de la familia Zapata, supieron que era el momento de adecentar el resto del camino. “Ahora también vamos a arreglar las veredas. Merecemos vivir como gente”, dice.
Aunque es importante que la obra quede bonita, para ella no solo se trata de un tema estético. Ha habido cientos de accidentes por las condiciones del pasaje. “Creo que todos los que vivimos aquí nos hemos caído alguna vez por el estado de la vía. Una señora hasta terminó en el hospital por un golpe en la cabeza. Es muy concurrido el camino como un atajo para los niños que bajan a la escuela”, detalla Doris.
Es por eso que en los próximos días, los 120 metros de calle quedarán pavimentados. Todos los vecinos trabajarán en el sitio.
Otros trabajos
Pese a que la pandemia frenó el ritmo de trabajo, Óscar Jara, vicepresidente de la comuna de Santa Clara, asegura que han tenido que adecuarse a la situación para cumplir con las obras ofrecidas. Poco a poco se han intervenido 13 pasajes. “Esto representa un cuarto del total de pasajes que hay en la comuna”, manifiesta.
Se trata de una de las más antiguas de Quito y actualmente tiene 14 mil habitantes. Antes de la declaratoria de emergencia, los comuneros se reunían dos o tres veces por mes para tomar decisiones y plantear acciones.
Debimos dividir la zona en 12 y elegir representantes para continuar con las asambleas. “El miércoles se colocó una cámara 360 en la vía principal para disminuir los problemas de seguridad”, comenta Jara.
También ayudaron a los vecinos del pasaje Albornoz para adoquinar la cuadra. “Los vecinos habían nivelado el lugar, pero se quedaron sin dinero, por eso el Cabildo les ayudó”, añade Doris.
Tiempos de coronavirus
Belisario Quevedo, la parroquia a la que pertenece la comuna, estaba en los primeros dos lugares de contagio de COVID-19. “Fue necesario buscar convenios con la Universidad Central, con el Municipio y con Unicef para recibir capacitación sobre cómo manejar el contagio comunitario, especialmente porque se trata de una zona comercial”, manifiesta. Hoy, esa estrategia ha permitido disminuir la propagación de la enfermedad.