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Opinión

De vuelta al ruedo

Cuando recién empezó la pesadilla del coronavirus, los casos de niños contagiados en estado de gravedad eran mínimos. Hoy en día las cifras de menores hospitalizados por COVID-19 tiene a muchos padres asustados y con el ‘Jesús en la boca’. Actualmente solo en el hospital Roberto Gilbert, de Guayaquil, se atiende a casi media centena de niños, cuatro de ellos se encuentran en UCI; por coincidencia, ninguno de ellos ha sido vacunado.

Ante estas cifras alarmantes de menores en estado crítico por la ‘peste china’, la reanudación de las clases presenciales voluntarias, que ya es una realidad a partir de esta semana, sigue creando un encendido debate entre quienes consideran que es una amenaza enviarlos de vuelta a las aulas y quienes creen que la ausencia de clases presenciales traerá graves consecuencias a futuro. Quedó demostrado que el nivel de incidencia de contagios dentro de los planteles educativos es mínimo y los casos detectados en las instituciones educativas fueron manejados de manera adecuada, pero de todas formas es un riesgo enviar a un pequeño que no haya sido inmunizado a clases.

Lo cierto es que antes de pensar en un retorno a las aulas se debería asegurar la vacunación de todos los menores de edad, porque está más que claro que la aplicación de las dosis minimiza el riesgo de un pase directo a terapia intensiva por covid. Pero también es necesario que los niños regresen a los planteles educativos, porque, pese a que en nuestro país la educación es un derecho para niños y jóvenes, la virtualidad y la necesidad de herramientas tecnológicas para poder acceder a clases no está al alcance del bolsillo de todos.