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Opinión

Reflexión después de la farra

Se termina el año y con esto vienen las reuniones de celebración, despedidas y agasajos. Nuestros asambleístas despidieron con una farra para olvidarse un poco del trabajo (y de la mascarilla también, al parecer) y se desearon una feliz Navidad entre ellos para posterior a su agasajo ir a disfrutar de la vacancia legislativa.

Este año los asambleístas han estado más de una vez en el ‘ojo del huracán’ por acusaciones, destitución de legisladores (como el escándalo de la vicepresidenta Bella Jiménez), ya sea por no cumplir con sus funciones o por alguna irregularidad descubierta y ventilada por sus mismos compañeros, situaciones que no deberían darse cuando más bien deben enfocarse en los problemas reales de los ciudadanos.

Y no es que sea malo que hayan participado de un agasajo navideño, como muchos usuarios en redes sociales lo criticaron, sino que el comportamiento de algunos legisladores en las sesiones, en las que han demostrado la falta de principios, indiferencia por los temas que son realmente necesarios para el país y hasta desconocimiento de cosas básicas, ha sido una constante en este año. La Asamblea se ha empantanado en sus líos de ética.

Necesitamos leyes que nos ayuden a sacar el país adelante, y esperamos que algún día los asambleístas entiendan que ellos están ahí para eso, para nada menos. No perdemos las esperanzas en nuestro equipo legislativo y esperemos que en su vacancia reflexionen por qué fueron elegidos y por qué están ahí. Que honren el voto que los llevó a esa curul.