La inseguridad nos tiene ‘congelados’ al punto de que la población prefiere encerrarse en sus casas y dejar de consumir. Las calles están vacías, mientras que almacenes y tiendas responden con promociones y rebajas con porcentajes nunca vistos en esta época del año, lo que parece confirmar la anunciada recesión económica.

Al igual que cuando un embotellamiento de tráfico se despeja y los vehículos aceleran, el tránsito se vuelve ágil, Ecuador necesita un incentivo que genere esa aceleración en el engranaje productivo y comercial. No podemos seguir agobiando a la industria, al comercio y a la ciudadanía con más impuestos, tasas o trabas burocráticas que retrasen o frenen la inversión. Es imprescindible reformar el marco legal para permitir la realización de obras públicas por parte del Gobierno nacional y los seccionales mediante concesiones y alianzas público-privadas.

El país no puede quedarse parado solo porque el Estado no tiene plata. Para generar empleo y reactivar la economía, además de luchar contra el crimen, necesitamos dejar que el sector privado haga su parte.

La Asamblea debe enfocar sus esfuerzos en esto y, junto al Ejecutivo, llevar al país hacia adelante antes de que la crisis económica cause efectos irreversibles.