Exclusivo
Opinión
Editorial: ¡Entre el peligro y la desidia!
Los asaltos y secuestros en las rutas han impuesto un veto no oficial a los viajes nocturnos. Pero el peligro no se disipa al llegar al destino
Desplazarse por las carreteras del país, ya sea hacia las playas, la Sierra o el Oriente, se ha convertido en una actividad de alto riesgo. No solo por las inclemencias del invierno que afectan la red vial, sino también por la inseguridad y la falta de control.
Los asaltos y secuestros en las rutas han impuesto un veto no oficial a los viajes nocturnos. Pero el peligro no se disipa al llegar al destino. En la Costa, por ejemplo, ni la presencia militar en algunas localidades ha frenado los sicariatos y los enfrentamientos entre bandas narcocriminales. Para los ciudadanos, el miedo es un pasajero constante, y el riesgo de ser alcanzado por una bala perdida es una amenaza real.
En el ámbito del transporte, el panorama no es menos sombrío. Los buses interprovinciales continúan circulando a exceso de velocidad, protagonizando tragedias recurrentes.
¿Qué papel juegan las entidades reguladoras? Las cifras de siniestros demuestran que su función se ha reducido a la mera recaudación de tasas, sin una fiscalización real ni sanciones efectivas. En muchos casos, la corrupción parece haberles ganado la partida.
Viajar en Ecuador no debería ser un acto de temeridad. Pero mientras la desidia y la impunidad sigan gobernando las carreteras, cada trayecto será una lotería donde el ciudadano siempre lleva las de perder.