Este es otro episodio en la telenovela actual de Ecuador, el caso Purga. Más nombres, más cifras, más momentos que aportan algo de claridad al entramado de corrupción en la Corte de Justicia del Guayas. Parece un verdadero culebrón, a pesar de las graves y contundentes revelaciones, hasta que algo cambie en el sistema judicial. El trabajo de la Fiscalía, los testimonios anticipados, los operativos y toda esa labor previa no sirven de nada si nada cambia. No se habrá logrado nada si, dentro de algunos años, los mismos que ahora están bajo los reflectores se reincorporan a la sociedad.

Hay muchos ejemplos, como el del expresidente del directorio del Seguro Social que está en Perú, disfrutando de lo robado. La gente ya ha olvidado incluso su nombre, y mucho menos lo que hizo. La memoria es muy frágil. No es aceptable que la sociedad olvide con tanta rapidez a quienes la perjudicaron. La sanción social, más allá de la judicial, también es necesaria para que aquellos que intenten perjudicar a sus conciudadanos sepan que la sociedad no los olvidará y los condenará con su repudio por sus acciones y omisiones.

La sociedad exige una verdadera justicia independiente, con jueces probos elegidos mediante concursos transparentes. Pero también la sociedad debe comprometerse a observar y señalar a aquellos que la perjudican.