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Opinión

Editorial: Un nuevo nivel de violencia

Ecuador es parte de un juego sanguinario que parece nunca acabar. Hace poco se desbloqueó un nivel más de la violencia criminal: matanza y balacera en dos velorios.

Que el sito donde se cumple la ceremonia íntima de despedida de un ser querido, en el que se expresan sentimientos como el amor, admiración y cariño, sea invadido por criminales para atentar contra la vida de familiares y allegados, de inocentes, habla de un grado de crueldad solo comparado con la matanza de 17 personas en un funeral, en Michoacán, México.

El crimen ha expropiado la paz de los ecuatorianos, continúa apoderándose de los espacios ciudadanos para imponer terror y no le cuesta nada hacer temblar la estabilidad política del país con sus atentados a todo nivel.

El país todavía aguarda la prometida mano de firmeza que, aunque no desaparezca a este mal, al menos baje su nivel de inhumanidad.