En Ecuador, la esperanza se está desvaneciendo. La sociedad está golpeada no solo por la crisis de seguridad y la economía estancada, sino también por la ausencia de una visión optimista para el futuro.

Se han realizado estudios que sugieren que incluso las ratas tienen mayores posibilidades de sobrevivir al abandonar un barco naufragado si previamente han avistado tierra firme. De manera similar, nuestro país enfrenta un desafío: ni los políticos, ni el gobierno, ni las organizaciones sociales han presentado un horizonte viable que pueda inspirar y motivar a la población.

Una de las razones de esta falta de perspectiva es la escasez de pensadores, o como dicen en el barrio: gente que le meta ‘mate’ a las cosas, que puedan analizar y proyectar el futuro del país, trazando desafíos y proponiendo soluciones efectivas y factibles.

Se necesitan urgentemente ‘think tanks’ (tanque de pensamientos). Aunque existen algunos esfuerzos positivos en el ámbito social, hacen falta espacios donde se formulen y promuevan soluciones concretas para sacar adelante al país. Es Importante contar con grupos de pensadores independientes, alejados de las mafias políticas que dominan la sociedad, capaces de ofrecer no solo diagnósticos repetitivos, sino una ruta clara hacia el progreso.