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Opinión
Editorial: ¡Basta de sicariatos!
Es común enterarse de muertes violentas causadas por sicarios que son contratados para dar un mensaje, relacionando por lo general con la pelea de territorio para la venta de drogas. Estas acciones sanguinarias son ordenadas en su mayoría desde las diferentes penitenciarias del país, donde bandas delictivas organizan las ‘vueltas’ con sus gatilleros para mantener el orden y decir “aquí mandamos nosotros”.
Estos grupos por lo general reclutan a jóvenes necesitados que andan por la calle y son tentados y, a veces, hasta obligados a ingresar a este mundo de sangre y plomo. Estos ‘trabajitos’ pueden llegar a costar entre 500 hasta 20.000 dólares, dependiendo de la víctima y del nivel de dificultad de la operación.
Pero lo que algunos sicarios no saben es que ellos son los primeros en ser traicionados por sus jefes cuando el ‘trabajito’ no sale como se esperaba y toca silenciarlos de la misma manera que lo hacían ellos para evitar cualquier tipo de ‘sapada’ y mantener la confidencialidad del caso.
Hay sectores de la Zona 8, que comprende los cantones Guayaquil, Samborondón y Durán, que están identificados por los policías como guaridas de sicarios y que necesitan ser intervenidos con urgencia por el Ministerio del Interior y otras entidades estatales, para que vayan al rescate de la comunidad y destierren de una vez a ese ‘cáncer’ que secuestra las vidas de nuestros jóvenes. ¡Basta de sicariatos!