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Opinión

Los 31 de diciembre de antes

Los guayaquileños mayores de 60 a 70 año recuerdan las costumbres del siglo anterior, allá por los años 60, cuando al finalizar el último día del año, muchos salían a pasear por el Boulevard 9 de Octubre, entre el Malecón Simón Bolívar y la calle Lorenzo de Garaicoa. Iban de arriba abajo quienes tenían carro propio por la ‘Cuerda del Mono’, como jocosamente lo llamaban los capitalinos. Y lo hacían hasta las diez u once de la noche en que regresaban a sus respectivos domicilios y se preparaban para el tradicional brindis de las doce.

Mientras tanto, los jóvenes de entonces salían a las calles a pedir “una caridad para el viejo”, encabezados por “la viuda” que era un joven que vestía con ropa de mujer color negro, quien en tono lastimero pero jocoso pedía la limosna, tradición que perdura hoy en día, pero ya casi sin viudas ni lloronas.

Poco antes de medianoche del 31 en que se quemaba el monigote, recogían lo recaudado en un tarrito y con lo obtenido se compraban refrescos y golosinas que disfrutaban hasta que los relojes marcaban las doce de la noche, y antes de que eso pasara leían el triste testamento que supuestamente dejaba el “viejo” antes de ser quemado. Hoy, con los monigotes gigantes, ya cobran $ 1,00 por foto y eso es más un negocio. Viejos recuerdos que llegan justo cuando se acaba un año bastante difícil para todos los ecuatorianos, esperando que los próximos 365 días nos traigan algo de paz y esperanza, y que con la llegada del 2022 quede atrás todo lo malo. 

¡Feliz último día del 2021!