La nueva reina nacional es bella con maquillaje, pero también sin él. Desde que se volcó a ayudar a las personas perjudicadas por el COVID-19 sorprendió a sus seguidores al lucir su belleza natural. Optó por un estilo más minimalista. No utiliza zapatos altos ni maquillaje. La mascarilla es parte de su look.

Su labor social la reporta desde su cuenta personal de Instagram.

En 2015 fuiste elegida virreina de Guayaquil y ahora llevas un título nacional... Sin embargo, al poner tu nombre en el buscador te reconoce solo por tu primer concurso.

Son tiempos distintos. En 2015 no ocurrieron tantas desgracias en el país ni en el mundo. Entiendo que las noticias sean otras y no mi nuevo título.

Por el simple hecho de declararte reina por medio de una llamada por Zoom, ya eres parte de la historia...

Ya soy parte de la historia, y este año el certamen internacional cumple 70 años y si llego a ganar, más aún.

¿Te hizo falta el vestido de brillos, el megapeinado y las cámaras?

Me hizo falta la pasarela, ya que es un paso importante en mi vida. Aparte es una exposición para que personas y empresas se unan a ayudarme en mis obras sociales. Cada reto y presentación fue en línea y esto hizo que me prepare para la noche final.

¿Te afectó salir de la casa luego de la cuarentena?

Me convencí que tenía que trabajar. Ya mi compromiso no es solo con Guayaquil, es con mi país. Para ejercer mis funciones no puedo tener miedo.

En una entrevista revelaste que Reina de Guayaquil te dejó un sabor amargo...

La organización como tal no. Fue el ambiente, se percibía mala energía, envidia. En cambio en este concurso me topé con chicas de nivel, con futuro y todas hermosas.

Dicen que vivimos una época que cambios, ¿los hay en tu vida?

Lo que rescato de la pandemia es que me convirtió en una persona ordenada. Aprendí a comer en casa y de manera saludable. Valoro cada comida que hace mi papá o mi mamá. Antes tenía una obsesión por comer comida de la calle.