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Rubén Wolkowyski, el básquet le cambió la vida
El sábado 15 de octubre del 2022, en la reinauguración del coliseo César Fadul Dibb de Pasaje.
Le pedimos que la entrevista sea sentadito, eso de estar parado como que no va... Su estatura de 2,08 m es brutal. Estamos frente a Rubén Oscar Wolkowyski, el primer jugador argentino que rompió los esquemas del básquet, podemos decir que es como el Diego Maradona de este deporte.
En el año 2000 dejó a todos con la boca abierta, se iba a la NBA (National Basketball Association) de Estados Unidos, la liga más famosa y millonaria; su equipo era el Seattle Supersonics, luego se fue a Rusia, España, Polonia, Italia, Puerto Rico y regresó a su natal Argentina.
Es parte de la generación dorada del básquet, los que ganaron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2002.
Rubén está en Ecuador, ha visitado Guayaquil, Galápagos y el viernes 14 de octubre del 2022, estará en Pasaje, El Oro, dando unas clínicas y el sábado 15 de octubre del 2022, en la reinauguración del coliseo César Fadul Dibb.
Para Rubén, el ser historia viviente del básquet es una sensación linda y se siente como un pez de otra pecera, “esto pasó en el 2000 y entrar en la NBA era durísimo, y se me dio de un día para otro, y lo hablo todos los días, es algo que me hizo crecer en todo sentido”.
El ir a la NBA y ser campeón olímpico dice que son dos cosas distintas, el estar en la NBA fue un logro personal y ganar la de oro fue algo de equipo.
Junto a Rubén están tres preseleccionados de básquet de Ecuador: Martín Escobar, Fernando Toledo y Piero Spaudo, le dan como detalle la camiseta azul de Ecuador y la toma con mucho agrando.
Los chicos lo observan, Martín se queda con la sencillez de un grande, Fernando se lo queda observando cómo habla de su historia como si nada y Piero intercambia frases; al final, el básquet ecuatoriano está ganando experiencia.
LA TALLA
Cuando comenzaba a crecer, Wolkowyski vivió la burla de ser gigante, pero tomó la decisión de ser basquetbolista y eso lo disfruta y fue a su favor, y al final ganó.
Comenta que en el colegio el ser grande era como un pecado, y que antes el comprar ropa y zapatos para gigantes era un problema, pero que lo supo solucionar.
“En el colegio, por la estatura, siempre iba al final y todos te miraban, pero descubrí en el básquet que nadie más me iba a cargar y fue una bendición de Dios”, comenta Wolkowyski.
Su llegada a Ecuador también tenía el lado turístico pendiente, pues quería conocer las islas Galápagos: “Es un lugar único en el mundo y tengo la oportunidad de hacerlo”, expresa Rubén.
ECUADOR PRESENTE
Siendo juvenil tuvo una experiencia como jugador ante la selección de Ecuador, siendo pelado llegó a Quito y eso lo recuerda siempre. “Era pequeño de edad cuando enfrenté a Ecuador”, dice el argentino, quien cuenta que la estatura de su papá es 1,90 m y su madre, 1,77 m; en su familia es el único que mide 2,08 m.
DARLE APOYO
Ha dado charlas en Guayaquil y lo hará en Pasaje, sobre la experiencia vivida en estos días, Rubén dice que es un lujo poder compartir lo que sabe con los pequeños.
“El básquet ecuatoriano tiene mucho que dar, veo las ganas de los pequeños, hay porte y calidad; si mi presencia sirve para darle impuso, es bueno”, manifiesta el exbasquetbolista.
En una de las clínicas en Guayaquil, estuvieron Camila y Óscar Padilla, los pequeños que no creían la estatura que tenía el argentino, se lo quedaban viendo y miraban que su cara estaba bien lejos de ellos.
Al final, dijo una gran verdad: “Lo que le digo a los chicos es que le dediquen tiempo a lo que les hace feliz, porque hoy das el 100 % y mañana das el 101 %”.
El grandote pasea por Ecuador su clase de básquet y persona, y por donde pasa la gente se lo queda viendo, ahora es algo normal, pero cuando era un pelado eso era raro para él.