Bela Karolyi, el polémico entrenador de gimnasia rumano nacionalizado estadounidense murió el pasado fin de semana, 17 de noviembre de 2024. El instructor se hizo famoso porque fue el entrenador de Nadia Comaneci, para muchos la mejor gimnasta de la historia quien sufrió un grave accidente durante una de sus presentaciones.

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Karolyi también entrenó y llevó a la cima del podio olímpico a Mary Lou Retton a la cima. Su fallecimiento a los 82 años dejó una huella en el mundo de la gimnasia, pero también generó un intenso debate sobre sus métodos de entrenamiento.

El entrenador es reconocido por su estricta disciplina y su enfoque en la perfección. Bajo sus manos, gimnastas de todo el mundo alcanzaron niveles de dificultad y elegancia nunca antes vistos. Sin embargo, su éxito estuvo acompañado de acusaciones de abuso físico y emocional, así como de una cultura de miedo que se instauró en los gimnasios bajo su dirección. Numerosas gimnastas han denunciado haber sido sometidas a dietas extremas, entrenamiento excesivo, castigos físicos y verbales, y un ambiente de presión constante.

La polémica en torno a Karolyi se centra en la delgada línea que separa la excelencia deportiva del maltrato. Si bien sus métodos lograron resultados impresionantes, muchos consideran que el costo humano fue demasiado alto. La búsqueda incansable de la perfección llevó a muchas gimnastas a sufrir lesiones, trastornos alimenticios y problemas de salud mental. Además, se cuestiona si el énfasis en la juventud y la extrema delgadez promovido por Karolyi contribuyó a la cultura de la belleza poco realista que prevalece en la sociedad.

El caso de Nadia Comanecie

Aunque sus métodos generaron controversia, los resultados fueron innegables. Su legado quedó sellado en los Juegos Olímpicos de Montreal, donde la selección rumana logró una actuación histórica. Su equipo obtuvo tres medallas de oro, dos de plata y dos de bronce. Pero el momento más inolvidable fue cuando Nadia Comaneci, con solo 14 años, consiguió el primer 10 perfecto en la historia de este deporte, convirtiéndose en un ícono mundial, aunque su hazaña no estuvo libre de polémica.

Según el libro Nadia Comaneci y la Policía secreta (Oberon), escrito por el historiador Stejarel Olaru, las jóvenes gimnastas, incluida Comaneci, sufrían condiciones extremas bajo el régimen comunista de Ceausescu. La Securitate, la Policía política del país, documentó que las deportistas vivían prácticamente como prisioneras. De acuerdo con un artículo de XL Semanal, las gimnastas pasaban tanta hambre que robaban migajas de pan, comían pasta de dientes e incluso bebían agua del inodoro.

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A pesar de las dificultades, Nadia Comaneci volvió a destacar bajo la dirección de Karolyi en los Juegos de Moscú en 1980, ganando otra medalla de oro. Tras su fallecimiento, Comaneci recordó al entrenador en su cuenta oficial de Instagram: "Tuvo un gran impacto e influencia en mi vida. Descanse en paz", escribió, acompañando el mensaje con una galería de fotos junto a Bela.

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