Un ambiente de optimismo se vivió el jueves 27 de enero, antes y durante el juego de Ecuador ante Brasil. El sitio de encuentro de la mayoría de hinchas que no lograron ir al estadio fue la plaza Foch, en el centro norte de la capital.

Los bares del sector poco a poco fueron recibiendo a los aficionados, que pese a la lluvia que cayó por algunos minutos, salió en busca de un lugar para seguir el juego de la Tri.

La emoción inició con el ímpetu ofensivo de los dirigidos por Gustavo Alfaro en las primeras acciones del encuentro. Esta se convirtió en lamento tras el tanto de Casemiro y en molestia al ver que el arquero Alexander Domínguez era expulsado.

"Tengo fe que vamos a sumar ante Brasil, estos problemas los podemos superar, tenemos un buen equipo", comentó Roberto Bolaños.

La tarjeta roja a Emerson dio alivio a los aficionados al ver que los dos equipos se quedaban con diez jugadores y la expulsión del arquero Allison fue festejada como que fuera un gol. La posterior revisión en el VAR y el cambio por cartulina amarilla fue tomada en medio de reclamos al árbitro Wilmar Roldán.

El entretiempo sirvió para intercambiar comentarios y posibles variantes en la Tri. Al arrancar la segunda etapa, la fe que se conseguiría el empate iba creciendo. El penal que el árbitro colombiano decretó sobre Pervis Estupiñán desató la algarabía, que duró unos minutos después de que por el VAR cambiara su decisión.

Los nervios se incrementaban con el paso de los minutos hasta que llegó el cabezazo de Félix Torres y el soñado empate, que fue celebrado con gritos y abrazos. Pero la locura se dio al minuto 90 con el penal decretado por Roldán, pero que tras la revisión en el VAR, cambió de decisión. El pito colombiano se llevó los insultos de los aficionados por su polémica determinación.

El punto fue valorado de forma positiva por los hinchas que están seguros que la Tricolor clasificará al Mundial de Catar.