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Francisco Reinoso, es el preparador de arqueros de Delfín.Alex Lima

Francisco Reinoso: “Uno deja la vida en la cancha”

El exgolero recuerda el día en que chocó con el exgoleador Lupo Quiñónez y fue directo al hospital. Dice que en sus tiempos era más ameno el fútbol

Tiene 57 años pero mantiene la energía de un juvenil. El reloj marca las 06:45. Estamos en la playa El Murciélago, de Manta, donde encontramos a Francisco Reinoso, preparador de arqueros del club Delfín de Manta y exgolero de varios equipos.

Todos le dicen Panchito, y ha sido parte también de la Tricolor sub-15, 17, 20 femenina y de mayores.

En su etapa de jugador vistió la camiseta de Católica, El Nacional, Liga de Quito y D. Quito.

Reinoso es un ‘libro viviente’ sobre los arqueros de ayer, hoy y el futuro.

Reinoso ¿desde qué edad se enamoró del arco?

Gracias a Dios llevo 37 años dedicado al arco, 17 como jugador y 20 como preparador de goleros. Es una experiencia linda poder transmitir mi experiencia a los nuevos goleros.

¿Por qué decidió ser arquero?

Desde pequeño mi padre me llevaba a las canchas, vivíamos en Cumbayá (Pichincha) y me llamaba la atención que los goleros se vestían diferente, volaban y tapaban, me involucré con el gol.

¿El arquero de antes volaba más que el actual?

Antes éramos más serios y sobrios a la hora de atajar. Tratábamos de ser más de ubicación, pero cuando nos tocaba volar parecíamos un gato y se hizo famosa esa jugada. Ahora los goleros son diferentes, poco se vuela.

¿Cuándo decide ser preparador de arqueros?

Estaba en el Deportivo Quito en 1998 y tomé la decisión de dejar el fútbol y prepararme para comenzar la carrera de preparador de goleros.

¿Qué diferencia hay entre los arqueros de antes y los de ahora?

Creo que antes se disfrutaba más el ser golero, tenía más acción. Eran los que hablaban todo el partido. Antes se entrenaba más que ahora.

¿Los goleros de antes eran más gritones?

No es que se gritaba por gritar, era saber mandar a los jugadores, en especial a los defensas. Creo que sí se gritaba un poco más.

¿La primera vez que trabajas en la Costa?

La gente de Delfín me dio la oportunidad de poder laborar. Me siento feliz, disfruto trabajar en la playa, en Manta. Buscamos poder volver a ser campeón. Pasé muchos años en El Nacional como jugador y preparador de arqueros. Ahora mi camiseta es Delfín y espero dejar la mejor experiencia en los goleros que tienen.

¿Hincha de qué equipo?

Siempre de El Nacional, pero ahora doy todo por Delfín, que me ha brindado la oportunidad de trabajar en lo que más me gusta.

Recuerda cuando estuvo cerca de dejar la vida en la cancha.

Nunca podré olvidar eso, fue un partido ante Barcelona, choqué con Lupo Quiñónez que era un grandote, y cuando desperté me di cuenta que estaba en el hospital, quedé lesionado por seis meses. Mi mamá me decía que debía de dejar el fútbol, pero le dije que no, mi vida estaba en la cancha.

¿Qué se necesita para ser golero?

Lo primero es que le guste, que le encante defender el puesto. Luego viene el trabajo que debe de hacer con las manos, con los pies. Debe ser la persona más tranquila de la cancha, que transmita serenidad, que sea seguro en sus decisiones.