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El adiós de Damián Díaz fue de manera rara.Cortesía

Damián Díaz: la extraña historia de amor entre el 'último 10' y el Barcelona de Guayaquil

La mejor forma de entender su fenómeno que ahora está en Banfiel de Argentina

El 31 de julio de 2024, Barcelona conmocionó el mundo: Díaz, fuera del plantel. Especulaciones: desde quiños en camerino hasta “taladas” entre Kitu y el DT. Que el 10 pudre camerinos, que es tigre para una camarilla, que Holan cortó un entorno tóxico.

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Se dijo de todo, menos la plena. Se marcha un crack con tres títulos locales y una semifinal de Libertadores. Patear tableros, cobra. Díaz pagó. Mario Canessa, líder de opinión, señala que su salida no tiene razón futbolística.

“Un jugador pensante, ya se lo extraña. En partidos cerrados, no hay quién cree; él los resolvía”. Si el lío fue o no de camerino, no ha sido aclarado. “¿Por qué lo dejaron ir? Es un shock”, afirma Canessa.

Damián Díaz en modo después de Barcelona.Teddy Cabrera

El aliento de los leones

Desde que a metros de distancia, en el estadio de Independiente del Valle, miré a Kitu imponer su espíritu, busqué una imagen comparable. Octubre de 1974, Kinshasa, República del Congo. Alí enfrenta a George Foreman.

El round 5 es una brutal lección de vida. Alí, de 32 años, recibiendo golpes que estremecen. El depredador aguanta: caza al rival con la certeza de que si pega lo que sabe, George caerá. Y cayó.

Esa tarde de marzo 9, Kitu se retiró iriático: Barcelona superado por el cuadro de Gandolfi, 3-1. Queda el privilegio: mirar esos cracks que juegan con los dientes apretados. Kitu es de esos.

Minuto 17: centro de Janner Corozo y el balón cae para la volea. Miré al Kitu acudir a la cita: coordinar su ritmo respiratorio, calcular el estallido de su energía y desarrajar el derechazo.

El balón enfiló al costado del portero Villar. Este argentino de 1.93 metros sacó su largo brazo derecho y desvió el bombazo. Hay cracks que, cuando disparan, mastican bronca. Kitu se la traga.

Con 38 años, delgadito, pinta de licenciado -1.75 metros y 145 libras de peso- superar la potencia de explosivos atletas veinteañeros es de pocos. Kitu es uno.

Díaz y un gol de chilena e1 1 de julio de 2012, ante Técnico Universitario. Foto ícono.Archivo

¡Maten a Da Vinci!

Entrados los 90 irrumpe el veloz y físico fútbol actual y, junto a la prensa, dan la baja al 10 clásico: por lento y retenedor de balones. “El gordito zurdo”, ríe el DT Luis Fernando Suárez.

Damián nace bajo el signo Tauro y con la categoría de un 10, puro y duro, en el mundo del fútbol. Allí comparte con Román Riquelme. En el 2008, en Boca, tomó banca. Un año luego, uno debía salir: ese fue el Kitu.

El fútbol consumó un cambio de era y la raza 10 corre peligro de extinción. La industria, el discurso, decretan que estos Da Vinci ya no son útiles. Kitu sobrevive. Para 2011 desembarca en el Barrio del Astillero. Y se agranda a estrella.

(Además: Moisés Caicedo será capitán del Chelsea ante el Servette de Suiza)

Luis F. Suárez: evolución, sí; extinción, no

Evolucionó el 10 y el equipo, la manera de pensar y hacer el fútbol. “El arquero, sabe con los pies; los centrales, propician el ataque; los laterales, son volantes externos e internos”, teoriza Luis Fernando Suárez.

Hoy es determinante recorrer y ocupar más espacios en cancha, desplazarse entre líneas, hacer de corte y ofensivos. “Vertiginosos creadores de fútbol no predecible, de cara al ataque. El fútbol no dejará de ser creatividad”.

Damián Diaz dirige el ataque de los amarillos.GUSTAVO GUAMÁN

El 10 dejó de ser el habilidoso que mete geniales pases largos y espera a ver el destino del balón. “Pero no desapareció: evolucionó. Tony Kross (34), no tan adelantado, es también un 5 y volante externo”, afirma Suárez.

El DT cita al generador explosivo, creador de fútbol y con gol. “Kevin De Bruyne (34): está en todas partes, el mejor y mayor asistidor de la Premier League”. Kitu posee esos valores, sus chilenas y tiros libres, son cine. Cuando Holan lo dejó arriba, sin el desgaste de llegar, su espectáculo fue letal.

“Cruyff y, sobre todo, Guardiola, crean el falso 9; pero eso no indica que no existe el 9. Es más móvil, está en un sitio y, cuando se lo requiere en el de siempre, ahí llega. Cambiaron, simultáneamente, las posiciones: son más dinámicas”.

Suárez añade que, como nunca, el fútbol es explosión. “La media de un jugador fue correr 5 kilómetros hoy, al menos, son 12 ”. Y aborda el cuco de la edad. “A los 30 años ya fuimos viejos; uno de 34 era excepcional”.

Kitu tiene 38: la longevidad fructífera pasa por las condiciones físicas y ese duende que impulsa al distinto: no bajan los brazos. Messi gana su mundial con 35, porque arde en el fuego interno de la determinación. “El rigor personal y la ciencia de entrenar: Modric, (38), Cristiano (39), Messi campeón mundial”. Acá el Kitu, Facu Martínez, Tuca Ordóñez; pintando canas muestran, cada fecha, que son duros de sentar.

El anuncio oficial lo hizo el club en su página de la red social X.Cortesía

Damián, aquí y ahora

Kitu: un pitbull que pelea a pesar de todos y de todo. Diez y ocho años en cancha. En 2016, ante el Cuenca, se tapó la nariz frente al árbitro Aragón: craso error en una comunidad con mayoría afro. A ratos, se repite: un tribunero que desgasta el recurso.

Sabio, empoderado, odioso. Kitu aumentó explosión y rabia a esa lucidez y fugaces pausas con que -en segundos- mapea la ruta del propio gol o habilita al que halla sin marca; ocupada, justamente, en ese terrorista de los 35 metros.

Transiciones, presión alta: no despojan al fútbol del instante genial, en un suspiro parar el vértigo para crear el tiempo y el espacio perfectos. El fútbol es arte colectivo en movimiento, belleza efímera. No solo correr, centrar y meterla. Ese modelo se agota en sí mismo.

A Japón 2002, sin Álex Aguinaga, no llegábamos. Una repentina ofensiva colectiva, con atletas rapidísimos y potentes; se concreta distinta y eficaz con un cerebro diferenciador gobierna el instante, ordena y maximiza el talento grupal.

A Klint Eastwood le dijeron que cómo es posible actuar y dirigir “Cry macho”, con 92 años. Klint fue seco, como un tiro. “Cuando el viejo viene por mí, le doy un portazo”. ¡Aguante Kitu!

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