Aunque no necesita ir acompañado de los puños, el grito también es considerado maltrato silencioso y no siempre es fácil detectarlo porque nos hemos acostumbrado a verlo y a escucharlo.

María José (nombre protegido) es pediatra y sobreviviente de femicidio. Su expareja intentó ahorcarla. Hubo señales que no fueron detectadas a tiempo. Él le gritaba por cualquier cosa, controlaba sus conversaciones por WhatsApp. Le clonó su teléfono para tener acceso a todo, correos y redes sociales, relata la mujer de 32 años. El maltrato psicológico y las pocas atenciones hacia la pareja son parte de la agresión invisible y es la más presente.

Si una persona creció en una casa en la que vio que sus padres y su madre gritaban, creerá que esta acción es normal. La psicóloga Jennifer Carranza, especialista en atender temas relacionados a la familia, recomienda salir del círculo vicioso. “Con la ayuda adecuada la víctima podrá salir de esto”, dice la profesional.

Tips para trabajar en nuestra emociones y evitar elevar la voz: