Tatiana Bellator logró hacer realidad el sueño que se planteó de niña: tener su propia marca de galletas y otros productos de repostería, que vende en su local en Londres, donde reside desde hace seis años.

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Aunque hoy disfruta del éxito, su camino no fue fácil. La guayaquileña de 25 años pasó por una dura prueba cuando fue engañada por la agencia que contrató para que la asesore y gestione su imagen como influencer y su emprendimiento. Este error le hizo perder tiempo y ahorros, y la dejó con deudas bancarias, casi llevando su negocio a la quiebra.

Después de meses de lucha incansable, Tatiana logró salir de esa pesadilla con el apoyo de un bufete de abogados. Tuvo que empezar de cero, pero su historia de fortaleza, especialmente como migrante que se abría paso en un país extranjero, fue aplaudida el 24 de octubre ante el Parlamento británico, que le otorgó la Medalla al Legado de Cambio, un reconocimiento a las mujeres que han superado situaciones de violencia y abuso en la industria creativa y las artes.

Su historia resonó profundamente entre muchas mujeres que se sintieron identificadas con su lucha.

Tatiana recuerda que junto a su mamá, Tatiana Mejía, quien llegó desde Ecuador para ayudarla, trabajaban de 10 a 12 horas diarias, de lunes a domingo. La inversión era significativa, pero no les importaba trabajar largas jornadas para llevar adelante su proyecto.

El engaño de la agencia​

Con el objetivo de ordenar su emprendimiento, Tatiana contrató una agencia para que la asesorara. Al principio, todo parecía ir bien, pero pronto los asesores comenzaron a tomar decisiones administrativas y financieras de manera unilateral, sin consultarle. Esto llevó al descalabro del negocio.

Los precios de los productos fueron calculados erróneamente y, durante meses, fueron forzados a producir 15 mil galletas a la semana, sin clientes para comprarlas. “Estaba muy confundida, pensaba que todo eso era mi culpa”, cuenta.

“Todo era raro. Nos hacían producir mucho sin que hubiera demanda y al final la producción se desperdiciaba. Nos decían que tenían todo bajo control, pero nada iba bien”.

Así estuvo cuatro meses (de junio a septiembre de 2022). “Se volvieron déspotas, trataron mal a los empleados, a mi mamá y a mí. Me cortaron mi visión empresarial, mi estilo”, recuerda Tatiana, quien vivió un año en Francia, donde aprendió el idioma, y luego pasó a Londres, donde se graduó en la especialización de Moda Aplicada a los Negocios, en la Universidad Marangoni.

Cuando intentó liberarse de la agencia, la situación se complicó aún más. Le exigieron 35 mil dólares para terminar el contrato y no declararla en bancarrota, amenazándola con las leyes británicas, sabiendo que es extranjera.

A pesar de esto, Tatiana contrató un bufete de abogados que se encargara de su caso. En represalia, la agencia cerró sus redes sociales y la página web del local, el principal canal de ventas, en pleno diciembre, la temporada más activa del año.

Con la tienda sin ventas, Tatiana tuvo que reducir su equipo de trabajo de seis a tres personas. No obstante, su determinación no flaqueó. El encargado del alquiler del local, un venezolano que conocía su situación, le permitió seguir trabajando en ese espacio.

Renacimiento y nuevo éxito​

En tiempo récord, Tatiana logró cambiar el nombre de su empresa y crear una nueva web, y comenzó a promocionar sus productos a través de sus redes. Las ventas fueron un éxito. En enero de 2024 relanzó su negocio con una nueva imagen.

Para ahorrar dinero y reducir pérdidas (unos 60 mil dólares en alquiler, materia prima, sueldos, servicios básicos), guardó sus cosas en una bodega y dejó de pagar el alquiler de su departamento. Se hospedó en un AirBnB mientras saneaba las finanzas de su empresa.

Gracias a su esfuerzo, logró recuperar la estabilidad. Actualmente su negocio, Miss Bellator, se mueve de manera exitosa. Su próxima meta ahora es expandirse al mercado internacional.

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